viernes, 19 de junio de 2015

¿Cuidas la naturaleza pero justificas el aborto?

¿Cuidas la naturaleza pero justificas el aborto? El Papa Francisco tiene algo que decirte.-


Imagen referencial. Foto: Flickr Jeduba 2008 (CC-BY-NC-ND-2.0)

VATICANO, 18 Jun. 15 / 05:24 pm (ACI/EWTN Noticias).- En su nueva encíclica sobre la creación, el Papa Francisco afronta ataques contra la vida humana como el aborto, experimentación con embriones y control poblacional, asegurando que el respeto de la creación y la dignidad humana van de la mano.
El Papa explicó que “no puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos”.
El Santo Padre destacó que “tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto”.
“A veces se advierte una obsesión por negar toda preeminencia a la persona humana, y se lleva adelante una lucha por otras especies que no desarrollamos para defender la igual dignidad entre los seres humanos”, dijo.
La encíclica Laudato Si’ del Papa, que significa “Alabado Seas”, fue publicada hoy. Su nombre fue tomado del Cántico de las Criaturas, una oración de San Francisco de Asís, en el que alaba a Dios a través de los elementos de la creación como el Hermano Sol, Hermana Luna y “nuestra Hermana Madre Tierra”.
A inicios de 2014, el Vaticano anunció la intención del Papa de escribir sobre el tema de la “ecología humana”, una frase que fue usada antes por el hoy Papa Emérito Benedicto XVI.
Mientras que la encíclica aborda temas controversiales como el cambio climático, también sostiene con fuerza que no es posible cuidar efectivamente el medio ambiente sin primero trabajar para defender la vida humana.
Es “evidente la incoherencia” de luchar contra el tráfico de animales en peligro de extinción, y al mismo tiempo permanecer indiferente ante la trata de personas, los pobres y la decisión de muchos de “destruir a otro ser humano que le desagrada”.
Tener esta actitud, dijo, “pone en riesgo el sentido de la lucha por el ambiente”.
“No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean, que a veces son molestos o inoportunos, si no se protege a un embrión humano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades”, indicó.
Cuando las personas y la sociedad pierden la capacidad para acoger nueva vida otras formas de aceptación también “se marchitan”, dijo, advirtiendo contra una “cultura del relativismo” que ve una verdad objetiva más allá de sus deseos y necesidades inmediatas.
El Papa también se refirió al tema del control poblacional, una propuesta de solución a los problemas derivados de la pobreza.
“En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo diferente, al- gunos atinan sólo a proponer una reducción de la natalidad”, lamentó Francisco.
El Santo Padre denunció el hecho de que los países en desarrollo a menudo reciben presión de organizaciones internacionales, que brindan asistencia económica “a ciertas políticas de ‘salud reproductiva’”.
A pesar de que una desigual distribución de la población y recursos disponibles presenta obstáculos para el desarrollo y la sostenibilidad medioambiental, “debe reconocerse que el crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y solidario”, subrayó.
“Culpar al aumento de la población y no al consumismo extremo y selectivo de algunos es un modo de no enfrentar los problemas”, aseguró.
El Papa criticó que “se pretende legitimar así el modelo distributivo actual, donde una minoría se cree con el derecho de consumir en una proporción que sería imposible generalizar, porque el planeta no podría ni siquiera contener los residuos de semejante consumo”.
Francisco también lamentó que algunos movimientos ecologistas que defienden la integridad del ambiente y reclaman límites a la investigación científica, a veces no aplican estos mismos principios a la vida humana.
Como ejemplo, indicó que dentro de la ciencia hay una tendencia a “justificar que se traspasen todos los límites cuando se experimenta con embriones humanos vivos”.
“Se olvida que el valor inalienable de un ser humano va más allá del grado de su desarrollo”, dijo, añadiendo que una vez que la tecnología desprecia los principios éticos “termina considerando legítima cualquier práctica”.
“Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner sólo algunos ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza. Todo está conectado”.
Una vez que el ser humano busca ser dominador absoluto, “la misma base de su existencia se desmorona”, dijo el Papa, porque en vez de cooperar con Dios, el hombre se pone en el lugar de Dios “y con ello provoca la rebelión de la naturaleza”.
En la encíclica, el Papa Francisco también habló de la importancia de aceptar y cuidar el propio cuerpo, ya que es a través del cuerpo que el hombre se relaciona con el medio ambiente y con otros seres vivos.
El Santo Padre advirtió sobre buscar ejercer un poder absoluto sobre nuestros cuerpos, como si fuera algo de nuestra propiedad, y dijo que “también el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo”.
Aceptar y cuidar nuestros cuerpos en su verdadera naturaleza es esencial para la ecología humana, dijo, y subrayó que esta aceptación incluye “la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad”.
Al reconocer las diferencias, “es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente”, destacó.
El Papa señaló que “no es sana una actitud que pretenda cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma”.
El Santo Padre también indicó el importante rol que juega la familia en la educación de una verdadera ecología humana y medioambiental, ya que es el lugar donde la vida es acogida y protegida.
“Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida”, aseguró.
La vida familiar es donde los niños aprenden “los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados”, así como a ser agradecidos por lo que se nos ha dado, y pedir perdón cuando hemos causado daño, explicó.
“Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea”, aseguró.

Fuente: aciprensa.com
Publicado por O.Revette 09/06/2015 4:38pm
Apostolado de Comunicación Social de la Pastoral Familiar San Carlos Borromeo



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