jueves, 29 de octubre de 2015

La educación religiosa favorece la formación integral de los alumnos

“La educación religiosa favorece la formación integral de los alumnos”




Imagen referencial / Foto: Wikipedia (CC-BY-SA-3.0)

MADRID, 23 Oct. 15 / 05:21 pm (ACI).- “La asignatura de Religión está siendo objeto de utilización partidista e ideológica previos a la campaña electoral”, denunciaron los responsables de educación de la Iglesia en el País Vasco, al referirse a la polémica suscitada por el Partido Socialista que afirma en su programa electoral que de ganar las elecciones quitará esta asignatura de las escuelas públicas, privadas y concertadas.
El pasado 21 de octubre tuvo lugar la mesa interdiocesana de Educación de la Iglesia en el País Vasco en Vitoria (España). En esta reunión participaron el Obispo responsable del área educativa, los Delegados diocesanos de educación, padres de alumnos y otras asociaciones familiares, además de profesorado de Religión y representantes de la Escuela católica. En el evento se recordó que la educación religiosa “favorece la formación integral del alumnado”.
Como parte de las conclusiones de este encuentro los participantes lamentaron “que la Asignatura de Religión esté siendo objeto de utilización partidista e ideológica en momentos previos a una campaña electoral”. En ese sentido han subrayado que “la experiencia acumulada demuestra que ése no suele ser el marco más adecuado para realizar un replanteamiento serio, estable e integrador”.
Recordaron que la educación religiosa “favorece la formación integral del alumnado, al realizar una propuesta de humanización y de sentido global de la existencia. Más aún, se trata de una herramienta muy necesaria para facilitar la integración en nuestra cultura e historia, de profundas raíces cristianas”.

Han destacado que la mayoría de las declaraciones políticas que se han realizado recientemente, “han obviado un argumento jurídico de vital importancia: el derecho de los padres de educar a sus hijos en la escuela conforme a sus convicciones religiosas y morales”, como se recoge en el artículo 27 de la Constitución Española.
“Se trata de un derecho muy consolidado jurídicamente, y con una amplia jurisprudencia, pero que corre el riesgo de ser negado en la práctica educativa. Cada vez más, la escuela parece ser el territorio de las disputas partidistas, en vez de ser el lugar natural de la familia”, han manifestado.

Además también insistieron en que la legislación vigente la asignatura de Religión es de libre elección para los padres y para ello, de obligada oferta por parte de los centros educativos.
Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 29/10/2015 07:32am
Apostolado de Comunicación Social de la
Pastoral Familiar San Carlos Borromeo

Nueva fundación en el Vaticano para la educación católica

Papa Francisco crea una nueva fundación en el Vaticano para la educación católica


Foto: Wikipedia Turismo Foto (CC-BY-SA-3.0)

VATICANO, 28 Oct. 15 / 10:03 am (ACI).- El Vaticano comunicó hoy que el Papa Francisco ha instituido a través de un quirógrafo (documento papal) la fundación Gravissimum educationis (extrema importancia de la educación) con el fin de “perseguir objetivos científicos y culturales que promuevan la educación católica en el mundo”.
La iniciativa parte de la Congregación para la Educación Católica con motivo de los 50 años de la declaración que lleva el mismo nombre y que trata sobre la educación cristiana. Fue promulgada por el Concilio Vaticano II el 28 de octubre de 1965.
El comunicado enviado a los medios de comunicación explica que “la Iglesia reconoce que ‘la extrema importancia de la educación en la vida del hombre y su incidencia cada vez mayor en el progreso social contemporáneo’ están profundamente unidas al cumplimiento ‘del mandato recibido por su divino fundador, que es el de anunciar el misterio de la salvación a todos los hombres y de instaurar todo en Cristo”.
El Santo Padre señala que “acojo, por tanto, voluntariamente la petición que se me ha expresado de constituir en el Estado de la Ciudad del Vaticano la Fundación Gravissimum educationis.
La nueva fundación tendrá personalidad jurídica pública canónica y personalidad jurídica civil con sede en la Ciudad del Vaticano y obedecerá a las leyes canónicas vigentes en la Iglesia.
Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 29/10/2015 07:25am
Apostolado de Comunicación Social de la
Pastoral Familiar San Carlos Borromeo

Papa Francisco hará un documento sobre la familia

Secretario de Estado Vaticano: Papa Francisco hará un documento sobre la familia


Foto: Daniel Ibañez / ACI Prensa

VATICANO, 29 Oct. 15 / 06:25 am (ACI).- El Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, aseguró a la prensa que después del Sínodo se puede esperar un documento del Papa Francisco sobre la familia. “Los tiempos no serán larguísimos porque estas cosas se deben hacer en tiempos relativamente breves ya que de otra manera pierden fuerza e impacto”. “Pienso que si el Papa se decide lo hará en tiempo relativamente breve”.
Es lo que afirmó en respuesta a algunos periodistas en el marco de un congreso sobre el 50 aniversario de la Declaración Nostra aetate (que aborda la relación de la Iglesia con las demás confesiones) en la Universidad Gregoriana de Roma.
De esta manera el purpurado confirmó que el Santo Padre publicará un documento tomando como base la Relación final aprobada por unanimidad -punto por punto- por los Padres sinodales el pasado sábado 24 de octubre, en la conclusión del Sínodo sobre la Familia.
Los mismos participantes de la Asamblea sinodal, en el punto número 94, pidieron que se realice: “Pedimos humildemente al Santo Padre que evalúe la oportunidad de ofrecer un documento sobre la familia, para que en ella, Iglesia doméstica, resplandezca siempre Cristo, luz del mundo”.
“El Sínodo, entregando el mensaje, ha propuesto también la posibilidad de traducirlo en un documento pontificio como se ha hecho normalmente para todos los Sínodos”, explicó el Cardenal.
“Los Padres sinodales ofrecen una serie de reflexiones conclusivas al Papa que después el Papa hace suyas a través de un documento“, agregó.
Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 29/10/2015 07:15am
Apostolado de Comunicación Social de la
Pastoral Familiar San Carlos Borromeo

lunes, 26 de octubre de 2015

5 actitudes que ayudan a divorciados vueltos a casar a vivir la fe católica

5 actitudes que ayudan a divorciados vueltos a casar a vivir la fe católica



Tras un divorcio hay muchas heridas emocionales, pero la Iglesia no es la culpable del fracaso matrimonial

En la celebración del Sacramento del Matrimonio, el sacerdote pregunta a cada uno de los contrayentes si se encuentran allí libremente, luego de esto él deja claro que “lo que Dios ha unido no lo separe el hombre”. Todo esto acompañado del libre asentimiento de los cónyuges y ante la presencia de los testigos.

Es importante señalar que tras un divorcio hay heridas emocionales, hay un fracaso y sobre todo la ruptura de una promesa que, teniendo las causas que tengan, se asumió ante Dios sería para toda la vida.

Pero la Iglesia no es culpable de que un matrimonio fracase, ya que ella siempre ha dejado claras y abiertas al público las reglas, requisitos y responsabilidades asociadas a este sacramento. En este contrato no hay letras pequeñas, no se imponen parejas (como en otros credos), sino que la conciencia de los novios conoce lo que trae consigo asumir la vocación de la vida matrimonial, o por lo menos eso se espera.

A pesar de ello, la Iglesia no es ajena a la realidad creciente de que muchos matrimonios en todo el mundo están fracasando y, por otro lado, muchos ya no quieren ni siquiera casarse y optan por una vida de concubinato llegando a lo sumo a la unión civil. Esto ha hecho que muchos laicos y consagrados, buscando una mayor aceptación de la Iglesia ante estos grupos, se encuentren aspirando a que las normas con respecto a los divorciados vueltos a casar sean modificadas y se les permita comulgar, entre otras cosas. De hecho, llama la atención como muchos claman el derecho a comulgar y poquísimos el derecho a confesarse.

Sin embargo, cambiar esta norma implica borrar del Canon, del Catecismo y del Evangelio (por citar tres fuentes) los argumentos que sustentan este mandato. El canon establece que:

«No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o de la declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave» (Canon 9,15)

Por su parte el Catecismo señala:

“El Señor Jesús insiste en la intención original del Creador que quería un matrimonio indisoluble, y deroga la tolerancia que se había introducido en la ley antigua”. (Catecismo 2382)

Y finalmente, el mismo Cristo nos dice en el Evangelio:

“Todo el que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la que está divorciada del marido, comete adulterio” (Lucas 16,18)

Partiendo de lo anterior para la comprensión de la doctrina que sostiene nuestra Iglesia, expongo cinco actitudes que pueden ayudar a los que viven esta condición:

Primera actitud: La Iglesia es tu amiga

Todos los ataques que leo en torno a la doctrina de los divorciados son dirigidos a la Iglesia. Se piensa que la Iglesia es la culpable de que muchas personas “buenas” que tienen el “derecho” a rehacer sus vidas tras un fracaso matrimonial se alejen de la fe por la dolorosa prohibición de alejarlos de la comunión. Esta es una actitud dañina que además dificulta superar la condición o corregirla, siendo que la Iglesia ofrece las vías para lograrlo. Por ejemplo: ¿Sabías que tu primer matrimonio puede ser declarado nulo por la Iglesia ante un tribunal eclesiástico? La Iglesia no divorcia y jamás lo hará, pero sí puede estudiar, mediante un minucioso y exhaustivo análisis, las causas que les llevaron a unirse sacramentalmente y si dentro de esas causas se encuentra evidencia de vicio, inmadurez o coacción, entre otros elementos, tu matrimonio primario ya no existiría, de origen, y quedarías nuevamente habilitado para contraer matrimonio sacramental.

Acércate a la Iglesia, participa de la Misa, educa a tus hijos (si los hay) en la fe, lee la Palabra de Dios, participa en actividades evangelizadoras, hay muchas otras actividades en las cuales puedes participar y permanecer activo y contribuir al crecimiento del Reino de Dios. Te aseguro que a través de esta participación Dios irá tocando cada vez más tu corazón y te llevará a comprender mejor muchas cosas que hoy no compartes o que te generan dudas.

Segunda actitud: La rebeldía es mala consejera

Hay personas que dicen: “Yo sí comulgo porque Dios me ama y a mí nadie me va a prohibir comulgar”. Es verdad que Dios nos ama y nada puede hacer que ese amor sea mayor o menor. Pero el amor no es sinónimo de abusos o consentimiento de males, porque Dios corrige a los que ama (Hebreos 12,6).

Dios nos habla principalmente a través de la Iglesia y jamás nos dará un mensaje en privado que afecte lo que ha dejado público y que depositó en el arca de la verdad, que es la Iglesia. Acá debemos reconocer con humildad que somos pecadores, no solo por esta condición en particular, sino por los múltiples pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión que cometemos .

Evitemos caer en una fe basada en nuestras propias creencias, viciadas por las experiencias de mundo y por una falsa condolencia o empatía con el que sufre, porque primero que nuestro sufrimiento, estuvo el de Cristo que se hizo hombre para que escucháramos su voz, porque “todo el que es de la verdad escucha su voz”. (Juan 18,37).

Tercera actitud: El pecado tiene que doler

Es peligroso acostumbrarnos a vivir con un pecado donde inclusive nos podamos llegar a sentir cómodos con él. Al igual que el que practica la idolatría, la mentira, la infidelidad, el asesinato, la envidia, etc. en los divorciados vueltos a casar debe haber una petición diaria a Dios para que les ayude a regularizar su condición irregular. El reconocimiento de la culpa hace grande al hombre, un ejemplo de esto lo encontramos en David quien humildemente aceptó su pecado y lo expresa en el Salmo 51(50):

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos”

También lo vemos en las lágrimas “amargas” que brotaron de Pedro de cuando tuvo conciencia del pecado tan cruel de negar a Jesús tres veces.

Cuarta actitud: Evitar los reforzadores negativos

Rodearse de personas que apoyan a los que viven en esta condición, que comparten la misma situación y que por ende les llevan a concluir que “no hay nada malo en vivir así” es un pecado de pereza espiritual y de soberbia intelectual. Porque la santidad, a la que debemos aspirar todos, es un tema de perfección que se construye con la gracia de Dios y sobre la base de sacrificios, de conversión y de coherencia. La sangre de los mártires nos muestra el sacrificio que ha sostenido estas verdades por siglos. Por otra parte no hay conversión sin ruptura y esa ruptura parte del hecho de dejar de vivir para el mundo o para nuestras complacencias viviendo para Cristo y su Reino y, finalmente, la coherencia, que le ha permitido a la Iglesia sostenerse en el tiempo basado en una verdad que no cambia y que es eterna.

Quinta actitud: El deseo de superar el pecado

Si comprendemos que la condición irregular es un pecado que nos aleja de la gracia, no del amor de Dios, y deseamos amar a Jesús con “todo el corazón, con toda el alma y con toda nuestras fuerzas” (Deuteronomio 6,5) debemos partir del hecho de que somos nosotros los que debemos empezar a caminar de regreso a la casa de Dios, no pedirle a Dios que se venga a nuestra condición. Ese razonamiento lo vivió en carne propia el hijo pródigo (Lucas 15, 11-32) que debió caminar de regreso a la casa de su Padre, pasar penurias, perderlo todo y al final se consiguió a un hombre mayor que le recibe con los brazos abiertos y le abraza, como desea abrazarte Dios a ti y a mí, por toda la eternidad.

Solo concluiría diciéndote: “Haz la prueba y verás que bueno es el Señor”(Salmo 33), porque la peor diligencia en torno a la gracia es la que no se hace. La Iglesia no cambiará por ti o por mí para adaptarse a nuestras culpas y pecados, porque ya hubo uno que sacrificó todo por ella y que “nos amó hasta el extremo”, Jesús nuestro Señor. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
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Fuente: Pildora de La Fe
Autor: Luis Tarrazzi. Artículo 


Publicado por: O.Revette 26/10/2015 08:43am
Apostolado de Comunicación Social de la
Pastoral Familiar San Carlos Borromeo




Sínodo de la Familiar 2015: Documento final del Sínodo reafirma doctrina de la Iglesia y resalta belleza de la familia

Documento final del Sínodo de la Familia 2015 reafirma doctrina de la Iglesia y resalta belleza de la familia


Foto: L'Osservatore Romano

VATICANO, 24 Oct. 15 / 04:05 pm (ACI).- Los trabajos sobre el Sínodo de los Obispos han terminado esta noche en el Vaticano y el documento final, producto de la reflexión de todos los padres sinodales, ha reafirmado la doctrina católica sobre el matrimonio, su indisolubilidad; y ha resaltado la belleza de la familia y del plan de Dios para ella.
El texto, compuesto por 94 numerales fue votado uno a uno. Todos fueron aprobados con los dos tercios requeridos como mínimo: en este caso 177 votos.
En el numeral 1, votado unánimemente por todos los obispos presentes (260 votos), el Sínodo agradece “al Señor por la generosa fidelidad con la que tantasfamilias cristianas responden a su vocación y misión, incluso ante los obstáculos, las incomprensiones y los sufrimientos”.
En ese mismo numeral, los obispos reunidos en el Sínodo recuerdan las palabras del Papa Francisco en la homilía de inicio el 4 de octubre, cuando explicó que Dios creó al hombre y a la mujer. El Señor, dijo luego el Santo Padre en esa ocasión, “une los corazones de dos personas que se aman y los une en la unidad y en la indisolubilidad.
Esto significa que el objetivo de la vida conyugal no es sólo vivir juntos, sino también amarse para siempre. Jesús restablece así el orden original y originante. (…) Solo a la luz de la locura de la gratuidad del amor pascual de Jesús será comprensible la locura de la gratuidad de un amor conyugal único yusque ad mortem” (hasta la muerte).
En el numeral 5, aprobado por 256 votos, los obispos resaltan que “también hoy el Señor llama al hombre y a la mujer al matrimonio, los acompaña en su vida familiar y se ofrece a ellos como don inefable”.
En el numeral 23, titulado “Migrantes, prófugos y perseguidos”, aprobado por 253 votos contra 4, los obispos afirman que “la historia de la humanidad es una historia de migrantes: esta verdad está inscrita en la vida de los pueblos y las familias. También nuestra fe lo reafirma: todos somos peregrinos”.
Este numeral indica además que cuando la migración es forzada y es “fruto de situaciones de guerra, de persecución, de pobreza, de injusticia, marcada por las peripecias de un viaje que pone con frecuencia en peligro la vida, traumatiza a las personas y desestabiliza a la familia”. “El acompañamiento a los migrantes exige una pastoral específica con las familias en migración, pero también con los miembros de los núcleos familiares que se quedan en los lugares de origen”, agrega.
En distintas ocasiones durante el Sínodo, los obispos habían solicitado un documento que tuviera una mayor cantidad de citas de las Sagradas Escrituras. En el numeral 39 explican cómo se trata este tema en el libro del Génesis y señalan que “el hombre y la mujer, con su amor fecundo y generativo, continúan la obra creadora y colaboran con el Creador en la historia de la salvación a través de la sucesión de las genealogías”.
En el numeral 41, titulado “Jesús y la familia”, los prelados resaltan que “el ejemplo de Jesús es paradigmático para la Iglesia. El Hijo de Dios ha venido al mundo en una familia. En sus treinta años de vida oculta en Nazaret –periferia social, religiosa y cultural del Imperio– Jesús ha visto en María y José la fidelidad vivida en el amor”.
El texto hace también un breve resumen sobre lo que enseña el magisterio de la Iglesia a través del Concilio Vaticano II, el Beato Papa Pablo VI, San Juan Pablo IIBenedicto XVI y Francisco, para luego tratar del tema de la familia en la doctrina cristiana en el capítulo tres.
El numeral 48 titulado “Indisolubilidad y fecundidad de la unión esponsal” –aprobado por 253 votos contra 6– resalta que “la irrevocable fidelidad de Dios a la alianza es el fundamento de la indisolubilidad del matrimonio. El amor completo y profundo entre los cónyuges no se basa solo en las capacidades humanas. Dios sostiene esta alianza con la fuerza de su Espíritu”.
De otro lado, el numeral 62 titulado “La transmisión de la vida” –aprobado por 259 votos– subraya la importancia de “las familias numerosas en la Iglesia que son una bendición para la comunidad cristiana y la sociedad, porque laapertura a la vida es exigencia intrínseca del amor conyugal”.
“Con estas luces, la Iglesia expresa su viva gratitud a las familias que acogen, educan y llenan de afecto y transmiten la fe a sus hijos, de modo particular a los más frágiles y marcados por la discapacidad”, prosiguen.
El numeral 63, aprobado por 237 votos contra 21, indica luego que “según el orden de la creación el amor conyugal entre un hombre y una mujer y la transmisión de la vida están ordenados el uno a la otra (Gn 1, 27-28)”.
“En este modo el Creador ha hecho partícipes al hombre y a la mujer en su obra de su creación y al mismo tiempo los ha hecho instrumentos de su amor, confindoles a su responsabilidad el futuro de la humanidad a través de la transmisión de la vida humana”, prosigue.
Los padres sinodales dedican luego tres numerales: 66, 67 y 68 para referirse a la importancia de la educación de los hijos. En el 67 destacan que “es importante que los padres se involucren activamente en el camino de preparación para los sacramentos de la iniciación cristiana, en calidad deprimeros educadores y testimonios de fe para sus hijos”.
El tema de los homosexuales se plantea en el numeral 76 y se enfoca desde el acompañamiento que puede realizar la Iglesia a las familias en donde alguno de sus miembros tiene la tendencia homosexual.
Este párrafo del documento, aprobado por 221 votos contra 37, precisa además que “no existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”, como señala un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El desafío de los divorciados vueltos a casar se trata específicamente en los numerales 83, 84, 85 y 86. En ellos hay una amplia explicación sobre la importancia de acogerlos en la Iglesia y recordarles que no están excomulgados aunque su situación es irregular; y plantea una serie de orientaciones para acompañar a estos fieles y cuidar especialmente el bien de los hijos.
Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 26/10/2015 08:14am
Apostolado de Comunicación Social de la
Pastoral Familiar San Carlos Borromeo

Discurso conclusivo del Papa Francisco en el Sínodo de la Familia 2015

Discurso conclusivo del Papa Francisco en el Sínodo de la Familia 2015


Foto: L`Osservatore Romano

VATICANO, 24 Oct. 15 / 12:30 pm (ACI).- Al terminar esta tarde los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, el Papa Francisco pronunció el discurso conclusivo ante los padres sinodales, los auditores y delegados fraternos. A continuación el texto completo de su alocución en el Aula del Sínodo en el Vaticano:
Queridas Beatitudes, eminencias, excelencias,
Queridos hermanos y hermanas:

Quisiera ante todo agradecer al Señor que ha guiado nuestro camino sinodal en estos años con el Espíritu Santo, que nunca deja a la Iglesia sin su apoyo.
Agradezco de corazón al Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, a Monseñor Fabio Fabene, Subsecretario, y también al Relator, el Cardenal Peter Erdo, y al Secretario especial, Monseñor Bruno Forte, a los Presidentes delegados, a los escritores, consultores, traductores y a todos los que han trabajado incansablemente y con total dedicación a la Iglesia: gracias de corazón.
Agradezco a todos ustedes, queridos Padres Sinodales, delegados fraternos, auditores y auditoras, asesores, párrocos y familias por su participación activa y fructuosa.
Doy las gracias igualmente a los que han trabajado de manera anónima y en silencio, contribuyendo generosamente a los trabajos de este Sínodo.
Les aseguro mi plegaria para que el Señor los recompense con la abundancia de sus dones de gracia.
Mientras seguía los trabajos del Sínodo, me he preguntado: ¿Qué significará para la Iglesia concluir este Sínodo dedicado a la familia?
Ciertamente no significa haber concluido con todos los temas inherentes a la familia, sino que ha tratado de iluminarlos con la luz del Evangelio, de la Tradición y de la historia milenaria de la Iglesia, infundiendo en ellos el gozo de la esperanza sin caer en la cómoda repetición de lo que es indiscutible o ya se ha dicho.
Seguramente no significa que se hayan encontrado soluciones exhaustivas a todas las dificultades y dudas que desafían y amenazan a la familia, sino que se han puesto dichas dificultades y dudas a la luz de la fe, se han examinado atentamente, se han afrontado sin miedo y sin esconder la cabeza bajo tierra.
Significa haber instado a todos a comprender la importancia de la institución de la familia y del matrimonio entre un hombre y una mujer, fundado sobre la unidad y la indisolubilidad, y apreciarla como la base fundamental de la sociedad y de la vida humana.
Significa haber escuchado y hecho escuchar las voces de las familias y de los pastores de la Iglesia que han venido a Roma de todas partes del mundo trayendo sobre sus hombros las cargas y las esperanzas, la riqueza y los desafíos de las familias.
Significa haber dado prueba de la vivacidad de la Iglesia católica, que no tiene miedo de sacudir las conciencias anestesiadas o de ensuciarse las manos discutiendo animadamente y con franqueza sobre la familia.
Significa haber tratado de ver y leer la realidad o, mejor dicho, las realidades de hoy con los ojos de Dios, para encender e iluminar con la llama de la fe los corazones de los hombres, en un momento histórico de desaliento y de crisis social, económica, moral y de predominio de la negatividad.
Significa haber dado testimonio a todos de que el Evangelio sigue siendo para la Iglesia una fuente viva de eterna novedad, contra quien quiere «adoctrinarlo» en piedras muertas para lanzarlas contra los demás.
Significa haber puesto al descubierto a los corazones cerrados, que a menudo se esconden incluso dentro de las enseñanzas de la Iglesia o detrás de las buenas intenciones para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas.
Significa haber afirmado que la Iglesia es Iglesia de los pobres de espíritu y de los pecadores en busca de perdón, y no sólo de los justos y de los santos, o mejor dicho, de los justos y de los santos cuando se sienten pobres y pecadores.
Significa haber intentado abrir los horizontes para superar toda hermenéutica conspiradora o un cierre de perspectivas para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para transmitir la belleza de la novedad cristiana, a veces cubierta por la herrumbre de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible.
En el curso de este Sínodo, las distintas opiniones que se han expresado libremente –y por desgracia a veces con métodos no del todo benévolos– han enriquecido y animado sin duda el diálogo, ofreciendo una imagen viva de una Iglesia que no utiliza «módulos impresos», sino que toma de la fuente inagotable de su fe agua viva para refrescar los corazones resecos.(1)
Y –más allá de las cuestiones dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia– hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión. En realidad, las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado.(2) El Sínodo de 1985, que celebraba el vigésimo aniversario de la clausura delConcilio Vaticano II, habló de la inculturación como «una íntima transformación de los auténticos valores culturales por su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en todas las culturas humanas».(3)
La inculturación no debilita los valores verdaderos, sino que muestra su verdadera fuerza y su autenticidad, porque se adaptan sin mutarse, es más, trasforman pacíficamente y gradualmente las diversas culturas.(4)
Hemos visto, también a través de la riqueza de nuestra diversidad, que el desafío que tenemos ante nosotros es siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy, defendiendo a la familia de todos los ataques ideológicos e individualistas.
Y, sin caer nunca en el peligro del relativismo o de demonizar a los otros, hemos tratado de abrazar plena y valientemente la bondad y la misericordia de Dios, que sobrepasa nuestros cálculos humanos y que no quiere más que «todos los hombres se salven» (1 Tm 2,4), para introducir y vivir este Sínodo en el contexto del Año Extraordinario de la Misericordia que la Iglesia está llamada a vivir.
Queridos Hermanos, la experiencia del Sínodo también nos ha hecho comprender mejor que los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu; no las ideas, sino el hombre; no las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios y de su perdón. Esto no significa en modo alguno disminuir la importancia de las fórmulas, de las leyes y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios que no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras, sino únicamente según la generosidad sin límites de su misericordia (cf. Rm 3,21-30; Sal 129; Lc 11,37-54). Significa superar las tentaciones constantes del hermano mayor (cf. Lc 15,25-32) y de los obreros celosos (cf. Mt 20,1-16). Más aún, significa valorar más las leyes y los mandamientos, creados para el hombre y no al contrario (cf. Mc 2,27).
En este sentido, el arrepentimiento debido, las obras y los esfuerzos humanos adquieren un sentido más profundo, no como precio de la invendible salvación, realizada por Cristo en la cruz gratuitamente, sino como respuesta a Aquel que nos amó primero y nos salvó con el precio de su sangre inocente, cuando aún estábamos sin fuerzas (cf. Rm 5,6).
El primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del Señor (cf. Jn 12,44-50).
El beato Pablo VI decía con espléndidas palabras: «Podemos pensar que nuestro pecado o alejamiento de Dios enciende en él una llama de amor más intenso, un deseo de devolvernos y reinsertarnos en su plan de salvación [...]. En Cristo, Dios se revela infinitamente bueno [...]. Dios es bueno. Y no sólo en sí mismo; Dios es –digámoslo llorando- bueno con nosotros. Él nos ama, busca, piensa, conoce, inspira y espera. Él será feliz –si puede decirse así–el día en que nosotros queramos regresar y decir: “Señor, en tu bondad, perdóname. He aquí, pues, que nuestro arrepentimiento se convierte en la alegría de Dios».(5)
También san Juan Pablo II dijo que «la Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia [...] y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaria y dispensadora».(6)
Y el Papa Benedicto XVI decía: «La misericordia es el núcleo central del mensaje evangélico, es el nombre mismo de Dios [...] Todo lo que la Iglesia dice y realiza, manifiesta la misericordia que Dios tiene para con el hombre. Cuando la Iglesia debe recordar una verdad olvidada, o un bien traicionado, lo hace siempre impulsada por el amor misericordioso, para que los hombres tengan vida y la tengan en abundancia (cf. Jn 10,10)».(7)
En este sentido, y mediante este tiempo de gracia que la Iglesia ha vivido, hablado y discutido sobre la familia, nos sentimos enriquecidos mutuamente; y muchos de nosotros hemos experimentado la acción del Espíritu Santo, que es el verdadero protagonista y artífice del Sínodo. Para todos nosotros, la palabra «familia» no suena lo mismo que antes, hasta el punto que en ella encontramos la síntesis de su vocación y el significado de todo el camino sinodal.(8)
Para la Iglesia, en realidad, concluir el Sínodo significa volver verdaderamente a «caminar juntos» para llevar a todas las partes del mundo, a cada Diócesis, a cada comunidad y a cada situación la luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el amparo de la misericordia de Dios.
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1 Cf. Carta al Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica Argentina en el centenario de la Facultad de Teología (3 marzo 2015): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 13 marzo 2015, p. 13..
2 Cf. PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, Fe y cultura a la luz de la biblia. Actas de la Sesión plenaria 1979 de la Pontificia Comisión Bíb lica; CONC. ECUM. VAT. II, Cost. Past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 44.
3 Relación final (7 diciembre 1985): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 22 diciembre 1985, p. 14.
4 «En virtud de su misión pastoral, la Iglesia debe mantenerse siempre atenta a los cambios históricos y a la evolución de la mentalidad. Claro, no para someterse a ellos, sino para superar los obstáculos que se pueden oponer a la acogida de sus consejos y sus directrices»: Entrevista al Card. Georges Cottier, Civiltà Cattolica, 8 agosto 2015, p. 272.
5 Homilía (23 junio 1968): Insegnamenti, VI (1968), 1176-1178.
6 Cart. Enc. Dives in misericordia (30 noviembre 1980), 13. Dijo también: «En el misterio Pascual [...] Dios se muestra como es: un Padre de infinita ternura, que no se rinde frente a la ingratitud de sus hijos, y que siempre está dispuesto a perdonar», Regina coeli (23 abril 1995): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 28 abril 1995, p. 1; y describe la resistencia a la misericordia diciendo: «La mentalidad contemporánea, quizás en mayor medida que la del hombre del pasado, parece oponerse al Dios de la misericordia y tiende además a orillar de la vida y arrancar del corazón humano la idea misma de la misericordia. La palabra y el concepto de misericordia parecen producir una cierta desazón en el hombre», Cart. Enc. Dives in misericordia (30 noviembre 1980), 2.
7 Regina coeli (30 marzo 2008): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 4 abril 2008, p. 1. Y hablando del poder de la misericordia afirma: «Es la misericordia la que pone un límite al mal. En ella se expresa la naturaleza del todo peculiar de Dios: su santidad, el poder de la verdad y del amor», Homilía durante la santa misa en el Domingo de la divina Misericordia (15 abril 2007): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 20 abril 2007, p. 3.
8 Un análisis acróstico de la palabra «familia» [en italiano f-a-m-i-g-l-i-a] nos ayuda a resumir la misión de la Iglesia en la tarea de:
Formar a las nuevas generaciones para que vivan seriamente el amor, no con la pretensión individualista basada sólo en el placer y en el «usar y tirar», sino para que crean nuevamente en el amor auténtico, fértil y perpetuo, como la única manera de salir de sí mismos; para abrirse al otro, para ahuyentar la soledad, para vivir la voluntad de Dios; para realizarse plenamente, para comprender que el matrimonio es el «espacio en el cual se manifiestan el amor divino; para defender la sacralidad de la vida, de toda vida; para defender la unidad y la indisolubilidad del vínculo conyugal como signo de la gracia de Dios y de la capacidad del hombre de amar en serio» (Homilía en la Santa Misa de apertura de la XIV Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, 4 octubre 2015: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 9 octubre 2015, p. 4; y para valorar los cursos prematrimoniales como oportunidad para profundizar el sentido cristiano del sacramento del matrimonio.
Andar hacia los demás, porque una Iglesia cerrada en sí misma es una Iglesia muerta. Una Iglesia que no sale de su propio recinto para buscar, para acoger y guiar a todos hacía Cristo es una Iglesia que traiciona su misión y su vocación.
Manifestar y difundir la misericordia de Dios a las familias necesitadas, a las personas abandonadas; a los ancianos olvidados; a los hijos heridos por la separación de sus padres, a las familias pobres que luchan por sobrevivir, a los pecadores que llaman a nuestra puerta y a los alejados, a los diversamente capacitados, a todos los que se sienten lacerados en el alma y en el cuerpo, a las parejas desgarradas por el dolor, la enfermedad, la muerte o la persecución.
Iluminar las conciencias, a menudo asediadas por dinámicas nocivas y sutiles, que pretenden incluso ocupar el lugar de Dios creador. Estas dinámicas deben de ser desenmascaradas y combatidas en el pleno respeto de la dignidad de toda persona humana.
Ganar y reconstruir con humildad la confianza en la Iglesia, seriamente disminuida a causa de las conductas y los pecados de sus propios hijos. Por desgracia, el antitestimonio y los escándalos en la Iglesia cometidos por algunos clérigos han afectado a su credibilidad y han oscurecido el fulgor de su mensaje de salvación.
Laborar para apoyar y animar a las familias sanas, las familias fieles, las familias numerosas que, no obstante las dificultades de cada día, dan cotidianamente un gran testimonio de fidelidad a los mandamientos del Señor y a las enseñanzas de la Iglesia.
Idear una pastoral familiar renovada que se base en el Evangelio y respete las diferencias culturales. Una pastoral capaz de transmitir la Buena Noticia con un lenguaje atractivo y alegre, y que quite el miedo del corazón de los jóvenes para que asuman compromisos definitivos. Una pastoral que preste particular atención a los hijos, que son las verdaderas víctimas de las laceraciones familiares. Una pastoral innovadora que consiga una preparación adecuada para el sacramento del matrimonio y abandone la práctica actual que a menudo se preocupa más por las apariencias y las formalidades que por educar a un compromiso que dure toda la vida.
Amar incondicionalmente a todas las familias y, en particular, a las pasan dificultades. Ninguna familia debe sentirse sola o excluida del amor o del amparo de la Iglesia. El verdadero escándalo es el miedo a amar y manifestar concretamente este amor.
Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 26/10/2015 08:05am
Apostolado de Comunicación Social de la
Pastoral Familiar San Carlos Borromeo

Sínodo de la Familia 2015: Anunciemos el Evangelio y defendamos la familia ante ataques ideológicos

El Papa Francisco a Sínodo de la Familia 2015: Anunciemos el Evangelio y defendamos la familia ante ataques ideológicos


Foto: L'Osservatore Romano

VATICANO, 24 Oct. 15 / 03:33 pm (ACI).- El Papa Francisco concluyó las sesiones de trabajo del Sínodo de la Familia con un discurso en el que  manifestó que “el desafío que tenemos ante nosotros es siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy, defendiendo a la familia de todos los ataques ideológicos e individualistas”.
En su intervención subrayó de nuevo la indisolubilidad del matrimonio y dijo que el fin del Sínodo significa verdaderamente “caminar juntos” para llevar "a todas las partes del mundo” la “luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el amparo de la misericordia de Dios”.
El Sínodo de la Familia –que tuvo una duración de tres semanas– concluyó en la tarde de este sábado con la votación de los padres sinodales al documento o Relación final y con el discurso del Papa Francisco.
El Santo Padre se preguntó “¿Qué significará para la Iglesia concluir este Sínodo dedicado a la familia?”. En su respuesta afirmó que ha tratado de iluminar “con la luz del Evangelio, de la Tradición y de la historia milenaria de la Iglesia” los temas inherentes a la familia.
“Seguramente no significa que se hayan encontrado soluciones exhaustivas a todas las dificultades y dudas que desafían y amenazan a la familia, sino que se han puesto dichas dificultades y dudas a la luz de la fe, se han examinado atentamente, se han afrontado sin miedo y sin esconder la cabeza bajo tierra”.
Matrimonio hombre-mujer indisoluble
El Papa también explicó que significa “haber instado a todos a comprender la importancia de la institución de la familia y del matrimonio entre un hombre y una mujer, fundado sobre la unidad y la indisolubilidad, y apreciarla como la base fundamental de la sociedad y de la vida humana”.
“Significa haber dado prueba de la vivacidad de la Iglesia católica, que no tiene miedo de sacudir las conciencias anestesiadas o de ensuciarse las manos discutiendo animadamente y con franqueza sobre la familia”.
“Significa haber tratado de ver y leer la realidad o, mejor dicho, las realidades de hoy con los ojos de Dios, para encender e iluminar con la llama de la fe los corazones de los hombres, en un momento histórico de desaliento y de crisis social, económica, moral y de predominio de la negatividad”.
Pero también “haber dado testimonio a todos de que el Evangelio sigue siendo para la Iglesia una fuente viva de eterna novedad, contra quien quiere ‘adoctrinarlo’ en piedras muertas para lanzarlas contra los demás”.
Ataques ideológicos
El Pontífice abordó la diferencia de culturas de los padres sinodales y subrayó que “hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente”.
“En realidad –indicó– las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado”.
El Obispo de Roma manifestó que “el desafío que tenemos ante nosotros es siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy, defendiendo a la familia de todos los ataques ideológicos e individualistas”.
Uno de los temas presentes estas semanas de reuniones fue el de la misericordia y la bondad de Dios, que el Sínodo ha “tratado de abrazar”.
“Esto no significa en modo alguno disminuir la importancia de las fórmulas, de las leyes y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios que no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras, sino únicamente según la generosidad sin límites de su misericordia”.
“En este sentido, el arrepentimiento debido, las obras y los esfuerzos humanos adquieren un sentido más profundo, no como precio de la invendible salvación, realizada por Cristo en la cruz gratuitamente, sino como respuesta a Aquel que nos amó primero y nos salvó con el precio de su sangre inocente, cuando aún estábamos sin fuerzas”.
El Papa también señaló que “el primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del Señor”.
Después de recordar unas palabras del beato Pablo VI, de San Juan Pablo II y de Benedicto XVI relacionado con este punto, subrayó que en estos días de reuniones “hemos experimentado la acción del Espíritu Santo, que es el verdadero protagonista y artífice del Sínodo”.
“Para todos nosotros, la palabra ‘familia’ no suena lo mismo que antes, hasta el punto que en ella encontramos la síntesis de su vocación y el significado de todo el camino sinodal”.
El Papa finalizó su intervención explicando que “para la Iglesia, en realidad, concluir el Sínodo significa volver verdaderamente a ‘caminar juntos’ para llevar a todas las partes del mundo, a cada diócesis, a cada comunidad y a cada situación la luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el amparo de la misericordia de Dios”.
Antes del discurso del Pontífice, el Cardenal Raymundo Damasceno, Arzobispo de Aparecida (Brasil) realizó una breve intervención en calidad de Presidente Delegado. Le siguió con otra breve intervención el Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo.
La última reunión del Sínodo finalizó con la oración del Te Deum (A Ti Dios, en latín), uno de los primeros himnos cristianos, tradicional de acción de gracias.
Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 26/10/2015 08:01am
Apostolado de Comunicación Social de la
Pastoral Familiar San Carlos Borromeo